El pedacito de amor que le ofreció el viajero lo pulverizó como queso rayado y lo esparció por toda la casa, para que durara… Ya pasaron suficientes años y aún, sólo algunas veces, cuando su marido y los niños no están, vuelve a pasar su lengua por las paredes.
4 comentarios:
Muy bueno. Al final sos una romántica compulsiva... está bien porque, como recomendó Mao Tse Alguien, le escapás muy bien a la cursilería, sobre todo en un tema como este, tan trillado desde aquella movie Los Puentes de Madisson Squer Garden.
romántica yo? depende del clima
me revienta la meril estrihp
vivan Mao y Lao
¿Es una invitación al viaje o me parece a mí?
¡Recorramos el mundo dando amor!Eso sí, en bajas dosis, no sea cosa de andar empalagando(se).
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