sábado, 28 de junio de 2008

Encuentros cítricos

Abrió su corazón como una naranja valenciana. Dejó que bebieran su jugo, que devoraran su carne, pero las pepas las escupieron por ahí, sin fijarse… Sólo quedaron los dedos pegajosos, las flores, un aroma y la melodía de un tango famoso que nunca bailaron juntos.

6 comentarios:

Urs Rocambouche dijo...

Genial, doña Valentina. Usted es grandiosa. Me hizo reir y emocionar en dos humildes frases.

Hay un zombie que dese ya es su fan número uno.

V a l e n t r i n i t y dijo...

don Ezequiel, no sabe la envidia que me doy a mi misma al tener un fan como usted. Me siento halagada y me paro incrédula

La Morsa a la Deriva dijo...

Estaba flotando a la deriva y me encontré con este blog. Permiso. ¿Usted es la misma que la de los dibujitos? ¿Y esa que canta? ¿Usted convierte en oro todo lo que toca?
La felicito por ese delicado equilibrio en el que conviven el mejor buen gusto y la ausencia de solemnidad. ¡Siga así, siga así, que nos hace felices a los niños morsas del mundo que la leemos!

malditas musas dijo...

Micro dulce redondo

besos
musa

Oscar Grillo dijo...

Hmmmm...Hay que tener cuidado con los escritos en el internet. Como dijo Lao Tse: Te pueden llevar a algo mas peligroso que el hambre y la muerte. Te pueden llevar a la cursileria.

José M. Gómez dijo...

Hay, hay, hay... nuevamente produciéndome que el cerebelo se desencaje chocando de un lado a otro con las paredes internas del cráneo!!!