miércoles, 2 de julio de 2008

Rutina

En el espejo, una mueca de disgusto; el rimel, trazando el camino de una lágrima sobre sus mejillas encendidas de cosméticos y cansancio; la ropa de cuero, asfixiando su enjuta figura; los tobillos débiles y secos, balanceándose sobre los tacos; el elástico de la nariz roja de plástico, presionándole las sienes; el delgado látigo, esperando como una serpiente de río junto a la orilla de la cama. Algunas veces, cada vez menos, también se divertía.

8 comentarios:

La Morsa a la Deriva dijo...

Si al final lo importante es eso: saber divertirse. Todo lo demás es secundario.
Muy lindo, muy lindo.

Urs Rocambouche dijo...

Hay tanto patetismo en el mundo payasesco.... el tuyo hace méritos para quererlo. Son tristes,a veces macabros, no hacen reír a nadie, y sin embargo aquí estamos nosotros para protegerlos y llevarlos por el camino de las hitorias. Me gustó, aunque voy a reprimir la lisonja (la exprimiré).

Oscar Grillo dijo...

Borges dijo que habia que abominar a los espejos y a la maternidad por que aumentan la poblacion (En realidad no lo dijo de esta manera chacabana pero debiera haberlo hecho)

Oscar Grillo dijo...

abominar DE los espejos, quise escribir

Oscar Grillo dijo...

Ahh...Tambien queria remarcar que el avatar de la morsa visto asi chiquitito en estos comentarios pareciera un cagajon contra un cielo verde calypso.

Urs Rocambouche dijo...

Pues sí, no lo había visto de esa forma, pero sí que se parece...

Tomás Duhalde dijo...

reportandome a este blog... tac...pip.......
piiiip...tac

Mayor gusto

La Morsa a la Deriva dijo...

Efectivamente, visto de lejos eso parezco. Mi madre me lo recordaba a diario.