En la pecera, las dudas, lo miraban con preocupación
Ya no las apuntaba con el dedo, ya no les cantaba...
Apenas, les sonreía
mientras dejaba caer el alimento.
Cada día,
más alimento.
Ellas nerviosas y multicolores engordaban velozmente.
Un viernes, él entró a casa,
y dejó frente a ellas un kilo de limones
el terror
en un principio las paralizó
luego, todo fue caos
agua electrificada, limones rodando,
y una corona de espinas de pescado
coronando la cabeza de un hombre crucificado
viernes, 20 de marzo de 2009
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2 comentarios:
Descartes para pensar y luego existir.
Hoy ando con un humor de perros, Valldemossa.
y para dudar...no?
si?
dudo...
te pisaste la cola, Oscar?
qué pasó?
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