martes, 14 de julio de 2009

Casting

(texto encontrado en archivos viejos del 2005)

No tengo la certeza de que haya sido un sueño. Tal vez lo imaginé en duermevela –esa frontera borrosa que separa el technicolor onírico de la vigilia-. Sólo sé que abrí los ojos de frío y pavor. (El infierno, si existiera, debe ser un campo de hielo y no un horno como se piensa) En el “sueño”yo no era yo. Es decir, mi yo se desplazaba como raptado, dejándose caer en otras personas. En un momento era una vieja coja, luego una niña, inmediata y velozmente después un hombre perdido en la estepa. Mi conciencia o mi alma se movilizaba, adoptando otras formas, viviendo otras vidas, tres, cuatro, cinco en un un pestañeo. De repente, coincidió mi mirada con las de otros que también sufrían el mismo incesante movimiento que yo. Entonces lo supimos. Eramos algo así como ángeles; ángeles comandados por el demonio. La idea del demonio era difusa, pero absoluta en ese momento. Él o “eso”era una director de cine, utilizándonos como piezas para encarnar historias que no nos pertenecían.